Las barberías clásicas están de moda. El Barber Pole, distintivo de estos establecimientos, nos invita a pasar y a participar del ritual del afeitado: navaja en mano, los barberos somos profesionales del afeitado clásico, un arte para el que se requiere gran destreza y precisión. Pero, ¿sabías que hubo una época en la que las manos de los barberos también servían para curar? Eran conocidos como los barberos cirujanos y lo mismo cortaban el pelo, que sacaban un diente o realizaban sangrías.

El origen del Barber Pole

LOS BARBEROS CIRUJANOS

En la Baja Edad Media la salud se basaba en el equilibrio de cuatro de los principales humores del organismo humano: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Si había exceso o defecto de alguno de ellos, aparecía la enfermedad. La cura se basaba en remedios como sangría o la purga. Entonces entraba en acción el barbero cirujano de la ciudad: un profesional que, además de las tareas propias de la barbería, era el encargado de realizar sangrías, extraer muelas, blanquear dientes, arreglar roturas, extraer piedras del riñón, limpiar oídos y un largo etcétera.

En algunas de esas tareas el barbero se servía de su bacía: un instrumento que servía para realizar los afeitados, cuando ejercía de barbero; y también para hacer las sangrías, cuando actuaba como cirujano. Para llegar a ser barbero cirujano bastaba con pasar un ligero examen ante un médico real, quien examinaba a la aspirante para ver si sabía hacer apaños menores como curar una luxación del codo y heridas, realizar sangrías, extraer dientes, etc.

En aquella época era habitual, llegada la primavera, acudir a los barberos cirujanos a realizarse una sangría; ya que se creía que sacando el exceso de la sangre se equilibraban los humores del cuerpo. El barbero cirujano, para ello, sumergía el brazo del paciente en agua caliente y le realizaba un torniquete con una gasa. El paciente asía entonces fuertemente un palo redondo para que las venas se hincharan y la sangre fluyera mejor. De esa práctica nace el símbolo actual de las barberías.

Navaja de afeitado clásico Thiers Issard

EL ORIGEN DEL BARBER POLE

Cuando los cirujanos barberos se establecían en un local adoptaron como símbolo el poste rojo manchado de sangre empleado durante las sangrías. Al parecer, los barberos usaban un palo rojo para colgar las vendas usadas y manchadas de sangre y otro blanco para las que ya estaban lavadas pero debían secarse. El viento solía enroscarlas en el palo, dando lugar al característico efecto helicoidal.

Sobre la incorporación del color azul a este símbolo hay varias creencias. Unos hablan de patriotismo (podría haberse empezar a usar en Francia o en Estados Unidos) y otros de la división entre cirujanos y barberos. En 745 hubo una escisión en el Venerable Gremio de Barberos (fundado en 1308) creándose la Sociedad de Cirujanos, para finalmente convertirse en 1800 en el Real Colegio de Cirujanos. Con la diferenciación de ambas profesiones se repatrieron también los colores: el rojo y blanco para el Colegio de Cirujano y pasando a añadirse el color azul para los barberos, cuyas funciones se limitaron a partir de entonces a las más conocidas actualmente.